La ilusión por lo nuevo
Abril y la gran pregunta — ¿perseguimos lo nuevo o solo lo conocido?
Abril llega con una pregunta incómoda pero urgente: ¿seguimos persiguiendo lo nuevo o solo estamos reciclando lo que ya conocemos? En un mundo obsesionado con la novedad, vivimos atrapados en un loop de recuerdos disfrazados de futuro. Tendencias que regresan, estilos que se repiten, fórmulas que cambian de nombre pero no de fondo. Y en medio de esa ansiedad por “lo siguiente”, lo verdaderamente nuevo parece cada vez más difícil de identificar.
La moda, por ejemplo, vive un eterno déjà vu: Y2K, indie sleaze, coquette… nada que no hayamos visto antes. Pero no es la repetición lo que nos preocupa, sino la velocidad con la que consumimos, olvidamos y volvemos a traerlo todo de vuelta. Tal vez la verdadera innovación no esté en lanzar la próxima estética viral, sino en detenernos a cuestionar por qué no logramos salir del mismo ciclo.
En tecnología, la inteligencia artificial promete originalidad, pero nos entrega versiones optimizadas de lo que ya conocemos. Reorganiza patrones, repite fórmulas exitosas y refuerza sesgos. ¿El resultado? Un futuro que se parece peligrosamente al pasado, a menos que diversifiquemos quién la programa y desde dónde se alimenta.
Incluso el lenguaje visual y los medios viven un estancamiento estético. Nos presentan “nuevos” lanzamientos con los mismos filtros, el mismo tono digital, el mismo soft launch. Lo distinto no debería solo verse distinto: debería significar algo distinto.
Sin embargo, hay destellos de disrupción real. Proyectos como Mojave de Microsoft nos recuerdan que lo nuevo sí puede existir—cuando se abandona la nostalgia y se apuesta por lo incómodo, lo incierto, lo genuinamente inédito.
Esto no es un rechazo a las tendencias, es una invitación a pensarlas mejor. Ser trendsetter no es seguir la moda ciegamente, es tener el coraje de cuestionarla. Y, sobre todo, el poder de reescribirla.
Como bien señala Alexandre Szulc, investigador cultural, creativo y curador invitado en este mes de abril, entender nuestra época requiere observar cómo lo social, lo estético y lo tecnológico se cruzan para redefinir no solo el futuro, sino también el presente que estamos creando.
The Editors